Leo el estupendo Eloísa y Abelardo (ese es el orden justo de esa trágica pareja) de Régine Pernoud. Allí me encuentro con el siguiente consejo del desgraciado Abelardo a su hijo, Pedro Astrolabio, válido en el siglo XII y en el XXI: “Dedica mucho tiempo a aprender, enseña tarde y solo aquello que consideres seguro. Y en cuanto a escribir, no te apresures a hacerlo”.